sábado, 21 de abril de 2018

Stop 4







“Guardar silencio no significa meramente no decir nada, sino prescindir de las oportunidades de huir y mantenerme tal como soy. Renuncio no sólo a hablar, sino también a todas aquellas ocupaciones que me aparatan de mí mismo. En el silencio me obligo a estar conmigo. El que lo intenta descubre que, en un primer momento, no es agradable. Enseguida hacen acto de presencia todos los pensamientos y sentimientos, emociones y estados de ánimo, miedos y aversiones que podemos imaginar.
A menudo, los primeros minutos de silencio nos desvelan nuestro desorden, el caos de nuestros pensamientos y nuestros deseos. Un caos que resulta doloroso de soportar. Chocamos con las tensiones internas que nos atemorizan. Pero en el silencio no se evacuan esas tensiones. En el silencio descubrimos cómo estamos. El silencio es como un análisis de nuestro estado.”




sábado, 7 de abril de 2018

Cuento 4: El elefante y la rata








Se hallaba un elefante bañándose tranquilamente en un remanso, en mitad de la jungla, cuando, de pronto, se presentó una rata y se puso a insistir en que el elefante saliera del agua.

«No quiero», decía el elefante.
«Estoy disfrutando y me niego a ser molestado».

«Insisto en que salgas ahora mismo», le dijo la rata.

«¿Por qué?», preguntó el elefante.

«No te lo diré hasta que hayas salido de ahí», le respondió la rata.

«Entonces no pienso salir», dijo el elefante.

Pero, al final, se dio por vencido.
Salió pesadamente del agua, se quedó frente a la rata y dijo:
«Está bien; ¿para qué querías que saliera del agua?».

«Para comprobar si te habías puesto mi bañador», le respondió la rata.


Es infinitamente más fácil para un elefante ponerse el bañador de una rata que para Dios acomodarse a nuestras doctas ideas acerca de Él.