sábado, 29 de diciembre de 2018
sábado, 15 de diciembre de 2018
Ejercicio 9: Identificándonos con la creación
Ejercicio 9
Identificándonos
con la creación
TODAS LAS TRADICIONES RELIGIOSAS han utilizado elementos de la creación
como símbolos que las han inspirado y las han dirigido hacia la Transcendencia.
Así, la luz, el fuego, el agua, la tierra, el aire, el sol, el cielo, el árbol,
la montaña, la flor, el río, el mar, etc., son símbolos religiosos universales.
Vale la pena que en nuestro camino de despertar interior los tengamos presentes
y los aprovechemos, como han hecho nuestros maestros.
El esquema básico de trabajo sería:
Como siempre, comenzamos relajándonos y centrándonos en el presente a
través de la consciencia corporal y la respiración.
A continuación, contemplamos físicamente el objeto simbólico escogido. Y
si éste no está físicamente presente, lo hacemos con la imaginación.
Nos abrimos al máximo para percibir sus características. No se trata
tanto de pensarlas como de sentirlas.
Hacemos como si nos avanzáramos hacia el objeto escogido hasta
identificarnos con él: hacernos él.
Hasta vivir y percibir en nosotros sus características.
A partir de aquí, constataremos que cada objeto escogido con el que nos
estamos identificando nos remite, con su manera específica, hacia el trasfondo
de todo, hacia el Universo, hacia el Ser, el Absoluto, el Yo profundo de todo…
Por tanto, no nos quedamos atrapados por la vivencia del objeto
escogido, por rica y agradable que sea, sino que a través de él vamos más allá
y lo transcendemos todo para entrar en el Silencio y en la Totalidad.
Cuando volvemos a abrir los ojos, nosotros somos de nuevo nosotros, el
sol es el sol, el fuego es el fuego, el río es el río, etc. Pero vividos ahora
desde una nueva percepción: ya no nos sentimos separados. Es lo que los
maestros llaman la consciencia de No-Dualidad, que no abarca sólo los objetos
de la creación, sino sobre todo también lo que a menudo nos crea más conflicto
y dificultad: las personas –las próximas y las lejanas- que constituyen nuestro
mundo.
La armonía y belleza de los objetos de la creación nos ayudan a
reencontrar nuestra propia armonía y belleza, no sólo la nuestra, sino la de
quienes nos rodean, cosa que no siempre es fácil.
RECUERDA: periódicamente, voy presentando nuevos ejercicios en la Página Principal del blog. Paralelamente, y para tenerlos disponibles juntos, los voy dejando en la página DESPIERTO Y ATENTO.
sábado, 8 de diciembre de 2018
Exponerse al sol
Exponerse al Sol
Para
conocer el Sol
uno
solo es el camino:
exponerse
al Sol.
Sin
palabras,
sin
conceptos,
sin
imágenes,
sin
hipótesis,
sin
elucubraciones,
sin
experimentos.
Exponerse
pacientemente,
silenciosamente,
y
constantemente.
El
Sol
iluminará
tus ojos,
acariciará
tu piel,
calentará
tus entrañas.
Expuesto
al Sol,
él
se irá haciendo tú,
y
tú serás transformado
más
y más
en
Sol.
Daniel
sábado, 1 de diciembre de 2018
Cuento 11: Los bambúes
LOS BAMBÚES
Nuestro perro, Brownie, estaba sentado en tensión, las orejas
aguzadas, la cola meneándose tensamente, los ojos alerta, mirando fijamente
hacia la copa del árbol. Estaba buscando a un mono. El mono era lo único que en
ese momento ocupaba su horizonte consciente. Y, dado que no posee
entendimiento, no había un solo pensamiento que viniera a turbar su estado de
absoluta absorción: no pensaba en lo que comería aquella noche, ni si en
realidad tendría algo que comer, ni en dónde iba a dormir. Brownie era lo más
parecido a la contemplación que yo haya visto jamás.
Tal vez tú mismo hayas experimentado algo de esto, por
ejemplo cuando te has quedado completamente absorto viendo jugar a un gatito.
He aquí una fórmula, tan buena como cualquier otra de las que yo conozco, para
la contemplación: Vive totalmente en el presente.
Y un requerimiento absolutamente esencial, por increíble qué
parezca: Abandona todo pensamiento acerca del futuro y acerca del pasado. Debes
abandonar, en realidad, todo pensamiento toda frase, y hacerte totalmente presente.
Y la contemplación se produce.
Después de años de entrenamiento,
el discípulo pidió a su maestro
que le otorgara la iluminación.
El maestro le condujo a un
bosquecillo de bambúes
y le dijo: «Observa qué alto es ese bambú
Y mira aquel otro, qué corto es».
Y mira aquel otro, qué corto es».
Y en aquel mismo momento el
discípulo recibió la iluminación.
Dicen que Buda intentó practicar toda espiritualidad, toda
forma de ascetismo, toda disciplina de cuantas se practicaban en la India de su
época, en un esfuerzo por alcanzar la iluminación. Y que todo fue en vano. Por
último, se sentó un día bajo un árbol que le dicen 'bodhi' y allí recibió la
iluminación. Más tarde transmitió el secreto de la iluminación a sus discípulos
con palabras que 'pueden parecer enigmáticas a los no iniciados, especialmente
a los que se entretienen en sus pensamientos:
«Cuando respiréis
profundamente, queridos monjes, sed conscientes de que estáis respirando
profundamente. Y cuando respiréis superficialmente, sed conscientes de que
estáis respirando superficialmente. Y cuando respiréis ni muy profunda ni muy
superficialmente, queridos monjes, sed conscientes de que estáis respirando ni
muy profunda ni muy superficialmente».
Conciencia. Atención. Absorción. Nada más.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)