sábado, 28 de diciembre de 2019

Ejercicio 18: Abriéndonos desde todo el ser

Ejercicio 18
Abriéndonos desde todo el ser







EL PROCESO MEDITATIVO es un proceso de apertura y de expansión de consciencia. Si en el ejercicio anterior esta expansión de consciencia nos llegaba a través de un recorrido por los diferentes centros de energía o chacras, ara el proceso que proponemos es un poco diferente, aunque próximo: se trata de ir abriendo a la consciencia expandida –que en este ejercicio llamaremos “vida” o “energía universal”- cada nivel de nuestro ser: el físico, el psicológico (emocional y mental), para acabar expandiendo también la consciencia del yo individual subyacente a los procesos mentales y emocionales.

El ejercicio es el siguiente:

Respiraciones profundas y consciencia corporal…

Una vez has hecho el repaso del cuerpo, parte por parte, permanece en la consciencia del cuerpo como un todo.
Imagina ahora que abres cada célula a la Vida: como si cada célula perdiera densidad física y se hiciera permeable a la Energía del universo. Siente como si todo tu cuerpo físico se fuera volviendo más y más sutil, hasta diluirse en esta Energía universal.

Dirige ahora la atención a la zona del estómago y del pecho, donde se aloja nuestro mundo de emociones y sentimientos, mundo con unas cargas energéticas a veces muy intensas y que pueden causarnos muchos problemas si no sabemos o no llegamos a controlarlas. Es tu parte emocional, que conoces bien. Contacta globalmente, como un todo, e imagina que la vas abriendo también a la Energía del universo, a la Vida. La abres más y más hasta sentir como si finalmente se diluyera también en esta Energía cósmica sutil.

Dirige ahora la atención a la zona de la frente, la sede del intelecto y sus procesos mentales. Esta mente frecuentemente tan incontrolada y que nos causa, a veces, por su íntima conexión con el mundo emocional, tantos problemas por no saberla detener cuando es necesario o pensar con más perspectiva y objetividad.

Imagina que abres también esta parte de tu yo –tu mundo mental- a la Energía cósmica, a la Vida, y que en la medida que se va expandiendo y se va fundiendo, los pensamientos van perdiendo fuerza… se vuelven más y más sutiles… y tu mente se queda como en blanco, en un agradable silencio…

Toma conciencia ahora de que eres espectador de todo este proceso: que detrás del cuerpo físico, del cuerpo emocional y del cuerpo mental, hay un yo que tiene un nombre propio y que se identifica con los niveles anteriores, haciéndoselos suyos.

Deja que este “yo” vaya expandiéndose más y más hasta diluirse en la Vida que llena todo el universo: experimenta la vivencia ahora que Tú eres Todo… Nada más que eso… Permanece en esta consciencia…




RECUERDA: periódicamente, voy presentando nuevos ejercicios en la Página Principal del blog. Paralelamente, y para tenerlos disponibles juntos, los voy dejando en la página DESPIERTO Y ATENTO.





lunes, 23 de diciembre de 2019

Navidad

Navidad









“El éxito deforma nuestra visión de la realidad y, desde luego, la apreciación de nosotros mismos. A lo largo de mi vida he visto a menudo a las gentes del mundo caminando en una dirección y a mí en la contraria. Porque mientras el mundo busca fama, yo llevo treinta años buscando anonimato; ellos buscan riqueza y poder, yo, en cambio, pobreza y debilidad; todos quieren ser grandes, por mi parte elijo la pequeñez; no hay quien no desee triunfar, yo perder. Prefiero los últimos puestos a los primeros, la vida oculta a la pública y la humillación al encumbramiento. Por todo ello veo a menudo a las gentes del mundo caminando en una dirección y a mí en la contraria. Pero no soy el único; hay otros conmigo, solitarios todos, todos locos. Y el primero de la fila es el propio Jesucristo: el más loco de todos”.

sábado, 21 de diciembre de 2019

Cuento 21: Gritar para quedar a salvo... e incólume









GRITAR  PARA  QUEDAR  A  SALVO...
E INCÓLUME

Una vez llegó un profeta a una ciudad
con el fin de convertir a sus habitantes.
Al principio la gente le escuchaba cuando hablaba, pero poco a poco se fueron apartando,
hasta que no hubo nadie que escuchara,
las palabras del profeta.

Cierto día, un viajante le dijo al profeta: 
«¿Por qué sigues predicando? 
¿No ves que tu misión es imposible?».


Y el profeta le respondió
«Al principio tenía la esperanza de poder cambiarlos. 
Pero si ahora sigo gritando es únicamente para que no me cambien ellos a mí».







sábado, 14 de diciembre de 2019

Thomas Keating: Lo que la oración contemplativa no es



Thomas Keating
LO QUE LA ORACIÓN CONTEMPLATIVA NO ES


El enumerar aquellas cosas que la oración contemplativa no es, puede ayudar a aclarar y poner en perspectiva lo que es.
El “primer” punto es que la contemplación no es un ejercicio de relajación, sino que ésta puede ser un efecto secundario. Es ante todo una relación y esto, de hecho, la convierte en algo intencional. No es una técnica, sino una oración. Cuando decimos “Oremos” lo que deseamos expresar es “Entremos en relación con Dios”, o “Profundicemos la relación que ya tenemos”, o “Practiquemos nuestra relación con Dios”. La meditación en silencio y quietud es un método para llevar nuestra relación progresiva con Dios hasta el nivel de fe pura. Fe pura es la fe que va más allá del nivel mental egoico y de la meditación discursiva y de ciertas acciones hasta alcanzar el nivel intuitivo de la contemplación. La meditación no está diseñada para que produzca una experiencia intensa como la que se puede lograr al ingerir Peyote o LSD. Tampoco es una forma de auto hipnosis. Simple y llanamente es un método que lleva a la oración contemplativa.
El “segundo” aspecto es que la contemplación no es un don carismático. Los carismas están diseñados para la edificación de la comunidad. Se puede ser contemplativo y carismático al mismo tiempo, y una persona puede no ser contemplativa y haber recibido uno o más de los dones carismáticos. En otras palabras, no tiene que existir, necesariamente, una conexión entre las dos cosas.
La oración contemplativa depende del crecimiento de la fe, la esperanza y la caridad o amor divino, y tiene que ver con la purificación, curación y santificación de la sustancia del alma y sus facultades. Los dones carismáticos sirven para la edificación de la comunidad local y pueden haber sido impartidos a personas que no necesariamente tienen que estar bien avanzadas en el camino espiritual.
Los dones carismáticos claramente existen para que se beneficien los demás. Incluyen la interpretación de las lenguas, la profecía, la curación, la administración, la palabra de sabiduría y la enseñanza inspirada.
La tradición católica nos enseña que el camino estrecho y recto de la oración contemplativa es el más seguro y fiable para lograr llegar a la santidad. Los dones carismáticos se consideran secundarios o imprevistos en ese camino. El proceso de transformación depende del crecimiento de la fe, la esperanza y la caridad o amor divino. La oración contemplativa es el fruto de dicho crecimiento y lo fomenta.
El “tercer” aspecto es que la oración contemplativa no es un fenómeno parapsicológico, como la precognición (saber de antemano), el conocimiento de lo que sucede en la distancia, el control sobre las funciones corporales, tales como los latidos del corazón y la respiración, experiencias como salirse del cuerpo, de levitación, y otros fenómenos extraordinarios de orden sensorial o psíquico. El nivel psíquico de la conciencia humana está por encima del estado mental egoico, que es el nivel general del desarrollo humano actual.
En todo caso, cualquier fenómeno de orden psíquico es como la crema que adorna un pastel, y no podemos sobrevivir sólo con eso. Por lo tanto, no debemos darle demasiada importancia a los dones psíquicos, ni pensar que la santidad se manifiesta por medio de fenómenos extraordinarios. La tradición cristiana siempre ha aconsejado que se eviten dentro de lo posible los dones extraordinarios, porque es difícil seguir siendo humilde una vez que se han recibido. Por experiencia se sabe que cuanto más extraordinarios sean los dones, tanto más difícil resulta desapegarse de ellos.
A primera vista los poderes extraordinarios, fisiológicos o psíquicos, aparentan ser cualidades humanas innatas que pueden desarrollarse al practicar ciertas disciplinas. Debe quedar bien claro que no tienen nada que ver con la santidad o con el crecimiento de nuestra relación con Dios. Creer que son la prueba de un gran desarrollo espiritual es un grave error.
En “cuarto” lugar la oración contemplativa no es un fenómeno místico. Al decir fenómeno místico, me refiero al éxtasis corporal, a las visiones interiores y exteriores, a palabras pronunciadas, expresadas en la imaginación, o impresas en el espíritu de la persona cuando alguna de estas son el resultado de la gracia especial de Dios en el alma. San Juan de la Cruz considera en El Ascenso al Monte Carmelo todo fenómeno espiritual imaginable, desde el más externo hasta el más interno, y ordena a sus discípulos que los rechacen todos. De acuerdo a su enseñanza, es la fe pura lo que tiene un significado más próximo a la unión con Dios.
Mucho más fiables que las visiones, locuciones y el proceso de razonamiento son las impresiones que el Espíritu impregna en la oración, hacia las cuales nos sentimos continua y suavemente inclinados. La voluntad de Dios no siempre es fácil de discernir; tenemos que pesar todas sus distintas indicaciones y luego decidir.
Llegamos entonces a la cuestión de las gracias místicas. Son las más difíciles de distinguir porque están demasiado entretejidas con nuestra psique. Al decir gracias místicas me refiero a la afluencia de la presencia de Dios en nuestras facultades o su radiante Presencia cuando nos invade espontáneamente. Los diferentes niveles de oración mística han sido descritos claramente por Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, e incluyen el recogimiento infundido, la oración de quietud, la oración de unión, la oración de unión plena, y finalmente la oración transformadora. ¿Es posible ser una persona contemplativa y llegar a la unión transformadora sin haber experimentado las gracias místicas como se han descrito? Estoy convencido de que es un error identificar el “experimentar” la oración contemplativa con la oración contemplativa en sí, que trasciende cualquier impresión que se tenga de la presencia radiante de Dios o de su afluencia en el espíritu.
¿Cuál es, entonces, la esencia de la oración contemplativa? El camino de la fe pura. Nada más. No es necesario que la sientas, sino que la practiques.




                                                                  Mente abierta, corazón abierto, p. 33-43



sábado, 7 de diciembre de 2019

Cuento 20: La flecha envenenada







LA FLECHA 
ENVENENADA

En cierta ocasión se acercó un monje a Buda y le dijo: «¿Sobreviven a la muerte las almas de los justos?».

Como era propio de él, Buda no respondió.

Pero el monje insistía. Y todos los días
volvía a hacerle la misma pregunta;
y un día tras otro recibía el silencio como respuesta. Hasta que no pudo soportarlo
y amenazó con abandonar el monasterio
si no le era respondida aquella pregunta de vital importancia para él;
porque ¿a santo de qué iba él a sacrificarlo todo para vivir en el monasterio, si las almas de los justos no iban a sobrevivir a la muerte?

Entonces Buda, compadecido, rompió su silencio
y le dijo:
«Eres como un hombre que fue alcanzado por una flecha envenenada y al poco tiempo estaba agonizando.
Sus parientes se apresuraron a llevar a un médico junto a él, pero el hombre se negó a que le extrajeran la flecha o se le aplicara cualquier otro remedio mientras no le dieran respuesta a tres importantes preguntas: Primero, el hombre que le disparó ¿era blanco o negro? Segundo, ¿era un hombre alto o bajo? Y tercero, ¿era un bracmán o un paria? Si no le respondían a estas tres preguntas, el hombre se negaba a recibir todo tipo de asistencia».
El monje se quedó en el monasterio.


Es mucho más placentero hablar del camino que recorrerlo; o discutir acerca de las propiedades de una medicina que tomarla.