EL
GATO DEL GURÚ
Cuando, cada tarde, se sentaba el gurú
para las prácticas del culto,
siempre andaba por allí el gato del ashram
distrayendo a los fieles.
De manera que ordenó
el gurú que ataran al gato durante el culto de la tarde.
Mucho después de haber
muerto el gurú, seguían atando al gato durante el referido culto.
Y cuando el gato
murió, llevaron otro gato al ashram para poder atarlo durante el culto
vespertino.
Siglos más tarde, los discípulos del gurú
escribieron doctos tratados acerca
del importante papel que desempeña el gato
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