TE PROPONGO AHORA UN PASO MÁS
en el proceso meditativo, asumiendo que has hecho ya un cierto camino en los
dos ejercicios anteriores:
Comienza la meditación con las
respiraciones profundas…
Toma consciencia ahora del
cuerpo, repasándolo parte por parte…
Observa la respiración,
tranquila y suave, durante un rato…
Y observando la respiración,
como estás haciendo, en la zona del pecho, te propongo que dirijas la atención
un poco hacia la derecha: entre el esternón y el pecho derecho, allí donde
señalarías para decir “yo”.
Durante unos cuantos días, te
sugiero que permanezcas tranquilamente poniendo la atención en este punto de tu
cuerpo. Si quieres, porque sientes que te ayuda, puedes repetir, al ritmo de la
respiración, como si lo pronunciaras desde este punto mismo del cuerpo:
“Yo”…”Yo”…”Yo”…
No se trata, claro, de pensar como soy o qué hago en la vida de cada
día, ni siquiera de ponerme trascendente, en el sentido de mi vida, sino
simplemente en ser consciente que aquí
y ahora, yo soy.
Una vez más, aparecerán
pensamientos, imágenes, sentimientos… que tenderán a distraerte la atención. Y
una vez y otra, tranquilamente, vas volviendo a conectarla con este punto –el
“lugar del yo”- que es como la sede de nuestro centro, aquello que está en la base o en el origen de nuestras
decisiones, pensamientos, sentimientos, fantasías, etc.
Es como si cuando te descubres
pensando, o sintiendo, o deseando, te dijeras:
“Yo tengo pensamientos, pero no soy
los pensamientos. ¿Quién soy yo?
Yo tengo sentimientos, pero no soy
los sentimientos. ¿Quién soy yo?
Yo tengo deseos, pero no soy
los deseos. ¿Quién soy yo?”
Y la pregunta “¿Quién soy yo? Constantemente te
remitiera a un testimonio o trasfondo que está detrás de los
pensamientos, sentimientos, deseos, etc.,
y que no es algo sensible u objetivable,
sino la simple consciencia de ser,
libre y sin límites.
Hasta ahora estamos haciendo un
trabajo de control de la atención,
que tiende a estar dispersa, y de aprender a focalizarla en el centro de nuestro ser. Es un trabajo de integración y de centramiento.
Más adelante trabajaremos la expansión interior y la conexión o comunión interior con todos
los seres.
Todo y así, pronto comprenderás
que querer centrarse en el “yo” es una trabajo bastante estéril, si esperamos
que este “yo” se nos muestre como algo abarcable y concreto. Más bien, cuando
lo buscamos, se nos escapa y nos convida, imparable, a ir más y más adentro y a
expandir más y más los límites interiores que ponemos a este “yo”. Si es este
el caso en tu práctica actual, no opongas resistencia y dejar
Te ir en esta tendencia
espontanea de la consciencia a
expandirse, porque es hacia aquí que se dirige toda nuestra práctica
meditativa.
Antes de acabar este ejercicio,
unas palabras referidas al punto físico de concentración, a la derecha del
centro del pecho:
En realidad, dicen los
entendidos, en la zona del pecho se encuentran tres “modalidades” de corazón: el corazón físico, situado hacia la izquierda; el corazón psíquico, conectado a la afectividad, situado en el centro;
y el corazón espiritual, situado más
bien a la derecha. Como el Yo profundo está más allá de cualquier punto físico,
encontramos que diferentes tradiciones espirituales recomiendan concentrarse en
un lugar o en otro: así, la tradición cristiana del hesicasmo, que recomienda
la repetición continua del nombre de Jesús, lo hace centrándose a la izquierda,
coincidiendo con el corazón físico. Aurobindo, conocido místico y filósofo
hindú recomendaba el centro del pecho. En cambio, Ramana Maharsi era partidario
de concentrarse en la derecha del pecho.
Para muchas personas, este tipo
de meditación les es un camino relativamente fácil y directo hacia el Silencio.
En cambio, a otros les resulta excesivamente abstracto y difícil de practicar.
Si eres de estos últimos, probablemente te encontrarás más cómodo practicando
los ejercicios que comienzan focalizando la atención en algo más concreto que
el “yo”.
RECUERDA: periódicamente, iré
presentando nuevos ejercicios en la Página
Principal del blog. Paralelamente, y para tenerlos disponibles juntos, los
iré dejando en la página DESPIERTO Y
ATENTO.
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