Un espacio para ser yo
¿Por qué amo tanto el silencio?, me he preguntado a menudo. ¿Por
qué proyecto en él quién sabe qué delicias? ¿No será el silencio un mito –me he
dicho-, el reducto donde introduzco un poco de paraíso en esta tierra de ruidos?
Y he concluido que el silencio y la soledad me han fascinado tanto porque son
los espacios perfectos para ser yo y, ¡cómo no!, también para dejar de serlo.
El olvido de sí, p. 236
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