Ejercicio 15
Seguramente ya te has
dado cuenta de la dificultad que supone tener la mente tranquila durante la
meditación. El silencio de la naturaleza nos es una buena ayuda para
transcender nuestra mente y conectar con nuestro propio silencio interior.
Si en algunos de los
ejercicios anteriores se recomendaba identificarte con los diferentes aspectos
de la naturaleza, en éste se trataría básicamente de identificarte con su
silencio:
En medio
de la naturaleza o cerca de algún ser vivo, vegetal o animal, permanece
tranquilo contemplándolo, no tanto observando los detalles como percibiéndolo
como una totalidad, para facilitarte más una cierta identificación sentida
(como desde el corazón) que una observación exterior, fácilmente dual y analítica
(más mental).
En este
estado contemplativo del objeto de la naturaleza escogido (o de la naturaleza
en global, si te encuentras inmerso), pon atención especialmente en el
silencio: escúchalo… Toma consciencia de cómo la naturaleza vive y despliega todas
sus funciones en el puro presente, en perfecta armonía y en perfecto silencio.
Constata
cómo este silencio no lo puedes pensar sino que, para percibirlo, lo has de
vivir: vívelo, pues, simplemente…
Como si el
silencio de la naturaleza tuviera fuerza propia y quisiera invadirte también a
ti, serenando tu mente y llenándote de su paz… Y tú, simplemente…
confiadamente… le dejas hacer… SILENCI…
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