viernes, 30 de marzo de 2018

Ejercicio 2: Respirando




























CUANDO EL PROCESO DE CONSCIENCIAR las sensaciones de todo el cuerpo te resulte familiar, puedes ya dar un paso más: centrarte especialmente en la respiración.
La práctica sería así:
· Comienza con las respiraciones profundas y la toma de consciencia de todo el cuerpo (según el ejercicio 1).
· Acabado este proceso, ves llevando la atención a la respiración, suave y tranquilamente, y simplemente obsérvala, siendo consciente del aire que entra y sale por la nariz.
· Durante unos días, puedes poner la  atención básicamente en la entrada de la nariz, y cuando ya te resulte fácil, puedes ir bajando hacia la zona de los pulmones.
· Mientras estás en este proceso de consciencia atenta, lo más probable es que aparezcan pensamientos o imágenes o sensaciones de todo tipo, que te distraerán y que quizá te pondrán algo nervioso, al principio, porque lo vivirás como incómodos obstáculos o interferencias en tu proceso meditativo. La clave está en que tomes consciencia sin pelearte, dejándolo pasar todo totalmente como dejas que corran las nubes que atraviesan el cielo azul cuando lo contemplas, sin darles importancia.
· Si simplemente lo observamos todo sin ponernos tensos, a modo de espectadores, lo que aparece es una magnífica fuente de información de lo que hay en nuestro mundo físico o psíquico, que puede estar en la base de posteriores trabajos con nuestra salud corporal o psicológica, al margen de la meditación misma, si tenemos necesidad.
Constatarás, al cabo de un tiempo de hacer esta práctica, que tu sabiduría interior se va como “afinando”.
· Una manera de ayudarse ante las distracciones, si constatamos que la mente está demasiado agitada, es contar las respiraciones de 1 a 10, para volver a comenzar en 1, 2, 3…
Si el método te gusta, puedes contar al principio tanto en la inspiración como en la espiración, para pasar posteriormente a hacerlo sólo en la inspiración, y más tarde en la espiración.
Si notas que todo te lleva a permanecer más silencioso, deja de contar y simplemente observa la respiración, en silencio.
Como puedes ver, es una técnica de meditación no objetiva, es decir, que no hay un sujeto que medite en algún objeto –en nada diferente a él-, sino que la meditación se centra en profundizar en la consciencia de sí mismo, hasta descubrir que este sí mismo no es diferente del resto de seres, sino que solamente hay un único Sí Mismo.



RECUERDA: periódicamente, iré presentando nuevos ejercicios en la Página Principal del blog. Paralelamente, y para tenerlos disponibles juntos, los iré dejando en la página DESPIERTO Y ATENTO.





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