sábado, 25 de mayo de 2019

Raimon Panikkar: Palabra y Silencio

Raimon Panikkar
Palabra y Silencio























Cuando la palabra deja de ser el éxtasis del silencio, se convierte en inauténtica. Cuando separo la palabra del silencio, sólo me queda la palabrería. El hombre deberá responder de cualquier palabra que no sea un sacramento, que no sea una encarnación del silencio, porque estas palabras no tienen ningún valor.

"En el principio Fue la Palabra". Ahora bien, el principio es el silencio. De hecho, es del silencio -del Padre, o incluso de la Nada en algunas tradiciones espirituales- que surge la Palabra.  Y, por tanto, cuando se rompe la relación entre silencio y palabra, cualquier palabra deja de ser la portadora de tanto se vale qué; es vacía o mentirosa.

El silencio auténtico, con toda seguridad, no es una ausencia de palabra. Pero, ¿con qué tipo de palabra se relaciona? ... con la palabra primordial.

La palabra es auténtica cuando proviene del silencio. Tenemos esta extraordinaria afirmación de san Ireneo (s. II): "Del silencio del Padre surgió la Palabra del Hijo”. La palabra surge del silencio. La palabra y el silencio son las dos caras del misterio de la Trinidad. Hay un adagio árabe que dice: “Si tus palabras no valen más que tu silencio, calla”. El éxtasis del silencio es la palabra.

Toda palabra debe ser sacramento, debe causar lo que explica; cuando no lo logra se ve desprovista de fuerza, de eficiencia. Si uno no se encarna en lo que dice, las palabras no tienen ninguna fuerza. La palabra, cuando es verdaderamente palabra, es revelación.


El silencio no debe confundirse con el mutismo; el silencio no es una simple "ausencia de palabra", sino el lugar de gestación de la palabra. Por ello la espontaneidad que viene de las profundidades, corresponde al silencio interior. Hoy nos encontramos en una situación de inflación verbal en todos los campos que favorece esta superficialidad de la que somos víctimas.

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