PEDIR LA LLUVIA
Cuando acude a ti el neurótico en busca de ayuda, rara vez
pretende ser curado, porque toda curación es dolorosa. Lo que realmente desea
es encontrarse a gusto con su neurosis. O, mejor aún, anhela un milagro que le
cure sin dolor.
Al viejo le encantaba fumar su pipa
después de la cena.
Una noche su mujer olió
que algo se quemaba y gritó:
«¡Por
Dios bendito, papá!
Se te
están quemando los bigotes».
«Ya lo
sé», respondió el viejo
airadamente.
«¿No ves
que estoy pidiendo la lluvia?».
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